lunes, 9 de febrero de 2015

Una Carta para mi Abuela

Una carta al Cielo ... Una carta a mi abuela ...

Una carta a la abuela

                                                             
           
                                             
Los días van pasando desde nuestra despedida en vida, pero en el corazón el tiempo se detuvo pues tú eras aquel soporte que unía cada pieza que son tus hijos y nietos y aunque nos hemos resignado a tu partida, nuestro corazón se detuvo porque no queremos que se vayan los recuerdos de aquellos momentos bellos que pasamos contigo, ahora estas bien y feliz porque estas al lado de mi abuelo “ el aguicho” cuidándonos. En lo personal puedo decirte “gracias” ·te amo” ya que aunque no tenía la mis lengua que tú, tratábamos de comprendernos y lo logramos, tal vez no tuve la suerte de Henry, Luis  de convivir todos mis días a tu lado pero tuve la suerte de tenerte en temporadas a mi lado, hiciste lo que una súper abuela hacia que es “DEFENDERME DE MI MAMA”, hasta el punto de gritarle  o pegarle por mí, compartías conmigo aquellos dulces que te regalaban, cuando me querías dar propina te decía No! Y tu Recibe ( y con tu carita hacías muecas) mis ojos se llenaban de lágrimas.

Cada vez que veo mi planta de durazno me acuerdo de ti, porque cada vez de terminar el almuerzo comías uno, y me decía come, porque no siembras esto acá, y ahora ver que mi durazno da sus frutos me digo a mi misma, ¿ de seguro mi abuela si estuviese aquí se guardaría varios durazshno( xq así le decíamos) en su bolsillos!. Aun me acuerdo de nuestras conversaciones después de almorzar cuando me veías que lavaba o movía los muebles de mi cuarto o cuando me escuchabas gritar, me decías ¡Emely te pareces a la abuela SINGURIANA!, y Luis es Víctor Salas, se parece a tu abuelo, o cuando me contabas que los huerfanitos eran Alfredo y Natali, o que los desobedientes eran Alfredo y Cesar, y que tus nietos a quien tu más quieres es Rubén y Emely ( creo que esto se lo decías a todos c/nieto tuyo fue tu preferido). Hace poco cuando me puse un short para salir, me acorde de ti, porque al mirarme al espejo te me apareces y recuerdo que me decías hijita!, ponte algo, hace mucho mucho frió, estas calata, o cuando llegaba del colegio, universidad o trabajo te saludaba y me abrazabas fuerte fuerte, y ponías tu mano a mi corazón y me abrigabas con tu manta negra, y nos quedábamos ahí más de una hora y al mirarte me sentía súper protegida.

Hace unas semanas cuando arreglaba mis juguetes y veía mis barbies, me acorde cuando mi mama me envió a Huaraz y hacia mis travesuras, te escondía tus llaves y tú lo buscabas jajaja y yo lo tenía en mi bolsillo y cenamos tarde, o cuando me freías mi huevo con papa  y mi tía Teresa se lo comía ¬¬, o cuando me sacabas un piqui y yo lloraba. Abuelita nunca te dejo de pensar tu estas presente en mi mente todos los días, y aunque sé que no te gusta verme triste o llorar, siento que te debo, siento que te falle en algo que simplemente querías, sé que fuiste y eres algo miedosa, y sé que tú no tenías miedo  a morir, porque simplemente ibas a ser un viaje de aquí al cielo a convertirte en un angelito, cuando nadie quería que te viera en el hospital, en mi corazón tenia sea como sea ir a verte, era algo extraño, raro, como que si no te veía te ibas a ir ese día, y aunque muchos me llamaron inconsciente, caprichosa, sé que mi abuelo ayudo a que de una u otra manera entrara y te vea, ¿ te acuerdas cuando te agarre la mano? Y tú me apretaste fuerte y tu cuerpo me decía tengo miedo, no me dejes sola, y yo te pedí  abuelita por favor no te vayas, hazme una promesa, mírame a los ojos, por favor lucha no te vayas hazlo por tu nieto engreído que es Alfredo él  no puede salir, hazlo por mi tienes que conocer a tus bisnietas ( mis hijas) pero ambas sabíamos que la promesa que te retenía era por Alfredo, y así pasaron días y meses, y pasaron miles de cosas, pero cuando llegaste a casa, te espere con muchas ansias, pero mi abuelo me visito y a través de los sueños apareció y me enseño lo que iba a pasar en el transcurso de los días, vi cómo te levantaste y te fuiste arriba, y cuando llegaste a casa, te bese, y te agarre y te dije: ¡NO TENGAS MIEDO! Yo no te soltare!, se lo que va a pasar y no soltare tus manos, y comenzamos a tener una conversación a través de los ojos y me decías tengo miedo estoy lista, pero tengo miedo; y yo te decía abuela se lo que siente te prometo que no te dejare te acompañare, seré yo quien te vista, no te soltare. Pero cuando se estabas más, te dije abuela te libero de la promesa, sería mala si te retengo, te acompañare a la puerta a dejarte, y llego el día, y con el llego la ambulancia, pero antes te saque tu anillo y te lo puse en tu puño y te lo cerré, y no sé de donde sacaste fuerza y y me lo diste y lo pusiste en mi corazón, y ahí entendí que tu querías que fuese yo que me quede con tu anillo, y nos agarramos de la mano hasta que entraste a la ambulancia y no querías soltarme y me puse a llorar por que sabía que no regresarías, ese día fue un día gris para mí, aunque estaba en el trabajo me sentía mal, todos me preguntaba que tenía y yo decía: EL DIA DE HOY MORIRA MI ABUELA, y todos me decían estás loca, tranquila.


 Y cuando me entere que ya no estabas a mi lado me sentí mal no porque habías partido, sino porque no me dejaron cumplir mi promesa de estar a tu lado, en ese momento me sentí mal de que las personas me minimizaran por mi enfermedad. Y hasta el día de hoy siento esa frustración de haberte dejado sola. Te amo abuela, sé que siempre estás conmigo y con mi mama, no sé cómo explicarlo nuestra unión y comunicación, sé que por las noches vienes a visitarme y a taparme sé que en estos momentos en el cual estoy escribiendo estas detrás de la puerta de vidrio mirándome y diciendo no llores, o que vienes de forma de algún animalito a mi lado. Abuela te amo, te amo no sabes cuánto, te pido disculpas por no acompañarte y dejarte sola en esos momentos, sé que dé a poquitos curaras mi corazón y encontrare abrigo. Y sé que has querido que escriba esta carta porque es una manera de liberarme ya que los “demás” no me entienden, viejita sígueme cuidando, y gracias por juntar a mi mami con mi tía Dina, gracias por calmar a mi mama y espero que siga así. Sé que mis tíos poco a poco encontraran la paz necesaria, cuando curen sus corazones, tu y yo sabemos lo que trato de decir aunque los demás digan a y se molesten.



Te amo.

Carta a la Abuela  



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